Rita Guerrero
(1964-2011)
La primera vez que estuve en su presencia fue un momento afortunado, en aquel viejo Rockotitlán donde las distancias eran muy cortas y la cercanía permitía mirar a los ojos a aquellos que, hasta antes de ese día, sólo había podido escuchar. Enigmática, teatral y con una voz que le pondría la piel chinita a cualquiera.
Esa es Rita, me dijo la acompañante de ocasión (dicho sea de paso, mi gurú en ese rito iniciático) y yo, un fanático de las guitarras y sus periféricos cacharros, dejé de prestar atención a estos por un momento para admirar la fuerza contenida en esa menuda anatomía.
Al paso del tiempo la acompañante-gurú desapareció del mapa en los brazos de aquel apuesto pedazo de basura; su compañero de banca, pero Rita y sus acompañantes se quedaron. Vaya, no sólo se quedaron, sino que crecieron en mi al grado de tenerme hoy, a tantos años de distancia hablando aquí sobre ellos. Esa banda, Santa Sabina ha sido sin duda una de mis favoritas y en mi música, la más personal, tienen un sitio indispensable. Pero hoy no hablamos de ellos... no de todos ellos...
Hace más de un año Rita se fue, luego de un doloroso proceso (partida que a mi mismo me sorprendió mientras libraba mis propias batallas) y recién hará unos días habría sido su cumpleaños. Por eso, desde aquí, cerraré los ojos un momento y recordaré aquel día en Rocko, o algún otro de los muchos en que estuve ahí, asombrado, casi al grado del embelesamiento.
Desde aquí, también, me gustaría compartir la carta que en su día publicó la escritora Adriana Díaz Enciso en su honor
Ojala fuera tu voz
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Tu silencio en mi cabeza
como pesa tu ausencia
estruendo en mi cabeza
ojala estuvieras aquí
Larga noche
respira el fantasma al pie de la cama
quisiera no oírlo
ojala fuera tu voz
Tu silencio...
Cómo cambiar el rumbo
de las palabras
la flor se transforma
persigue tu olor
Cómo cambiar el curso
de mis manos
la flor se transforma
ya es parte de mí
Bebo tu tiempo
tu voz, tu piel, tu fuego
no te encuentro
Bebes mi risa
mi voz, mi piel, mi miedo
bebes toda mi vida
Tu silencio...
Larga noche...
Bebo tu tiempo
tu voz, tu piel, tu fuego
no te encuentro
Bebes mi risa
mi voz, mi piel, mi miedo
bebes toda mi vida
Bebo tu tiempo
tu voz, tu piel, tu fuego
no me encuentro
Bebes mi sueño
mi paz, mi fe, mi anhelo
bebo toda tu vida
Como cambiar.
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