Para nadie que  medianamente me conozca es secreta mi admiración por José Manuel  Aguilera. Le guardo un respeto tal que, sin duda acabo hablando de  el de manera muy frecuente. 
 Respeto generado a  base de su quehacer musical, no obstante, resulta interesante que suelo  coincidir con su manera de pensar / hablar / escribir, como es el caso de las  líneas que a continuación reproduzco.
 ¿Qué es lo que nos atrae de la  música? ¿qué sustancia es la qué buscamos en su sustancia? La música puede ser  una manera de olvidarnos de la vida, o más concretamente, del tener que vivir,  como diría Pessoa. En ese sentido no es diferente del sueño, del amor, de las  drogas. Excepto que por disfrutar la música no pagamos un precio, y si tal ves  lo hacemos en los otros casos. Es cierto, tal vez paguemos algo por poseer el  medio en el que está guardada. O por acceder al sitio en el que se presenta.  Pero ese precio no compra a la música en sí. Hay algo hermoso en ese sentido: la  naturaleza inasible de la música hace que, en un mundo en el que todo se compra  y se posee, no pueda ser comprada ni poseída. Tal vez sea eso lo que buscamos en  ella, una manera de trastocar o revertir la dirección de la  realidad.
 La nota  completa, la pueden leer por acá
 
 

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