martes, noviembre 14, 2006

Como dice mi papá…

Hace poco estuvo Gustavo Adrián Cerati Clarke de visita en nuestra ciudad para 2 presentaciones en el Palacio de los Rebotes (sic…).

Curiosamente durante los días anteriores al show, se desató un debate en “los medios” respecto a la edad del señor,”… no mames, tiene 47 años …” y chuladas de ese estilo que en realidad no tienen absolutamente nada que ver con la obra del Maestro.

Aunque la neta, si es un buen, lo cual, a su vez, contribuye a esa personal sensación de que estoy envejeciendo, ya que sigo la obra del Maestro desde que estaba en Soda (tempranas obras como “Cuando pase el temblor” hacían agitar mi infantil cabecita y rolones como “Vivo” hacen, a la fecha, que mis ojos se humedezcan extrañamente).

Esa pila de años siguiéndole me otorga la posibilidad de contar con un montón de imágenes de Gustavo en el escenario, desde aquellos momentos en que usaba un peinado ochenteno-a-la-Robert-Smith-con-harto-aqua-net, pasando por conciertos donde parecía que el tío estaba leyendo sus mails rodeado de laptops y otras maquinitas en el escenario, acompañado de una considerable panza de ñor, o momentos menos agraciados como ese donde salía acompañado de una sinfónica vistiendo una gabardina como del Principito.

Al Gus (así nos llevamos) ya lo había visto este año en el Auditorio Nacional en el inicio de la gira de su disco “Ahí vamos”, y aunque, si bien, el show que presentó es muy similar a la entrega de los días 7 y 8 de Noviembre en el Palacio, pareciera que vi a 2 artistas diferentes.

En éste más reciente se veía a un Cerati relajado, feliz, disfrutando como hace mucho no lo hacía su estancia en el escenario, ofreciendo una buena mezcla entre clásicos de Soda (Té para tres estuvo de encendedor y todo, nada de mamadas de prender celulares, encendedores como lo marcan los cánones) y una muestra muy representativa de su obra solista, con una banda que se ajusta adecuadamente a las necesidades de un genio como lo es el sujeto de este post.

Lo que vimos quienes asistimos esas 2 noches fue un show mucho más orgánico, básico, aduciendo a las columnas de la música (guitarras, bajo, batería y teclados, sin dejar de lado las programaciones y secuencias, aunque si quitándoles ese sitio preponderante que últimamente habían ocupado en los conciertos de Cerati).

No es un secreto que Gustavo es un gran guitarrista, pero, me cae que esa noche, si le hubiera ordenado a su guitarra que caminara, saludara o hiciera el muertito, seguro que lo hacía, ejecutó como el más grande.

Y en el escenario se veía como chamaco, todo entrega y energía, tal vez el no se ha enterado de su edad, o no le interesa.

Como dice mi papá… “Viejos los cerros..”

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