El post se iba a titular “De cómo elegir una tienda para comprar los ropajes que envuelven mi figura”, pero, dado que sonaba algo presuntuoso (y con presuntuoso, TODOS sabemos que me refiero a mamón), decidí cambiarlo por este.
Si alguna vez han experimentado la bipolaridad de los vendedores de la mencionada tienda, me entenderán.
Mi trabajo requiere que vista de traje (salvo hoy, que, no es por hacer chisme, pero vine de jeans a la oficina). Lo del traje no causaría problemas, salvo si quieren entrar a una tienda de esas de chiavos, donde creo que es requisito de contratación tener el peor corte de cabello/peinado de la comarca.
El punto es que entrar de traje ahí es como entrar a una Iglesia gritando blasfemias, o al menos, las miradas que les echarían por hacer lo segundo no serían tan inquisidoras como las que recibí del zotaco que me recibió con cara de terror/hueva/trance de mota diciendo “Le puedo ayudar, señorrrr?”. No pude más que escapar corriendo de esa tienda, por el miedo que la escena me provocó.
Necio como soy, asistí nuevamente a la tienda en cuestión, ahora en jeans y playerita, y la recepción del sujeto con cara de terror/hueva/trance de mota cambió por algo como “Que transa goooeeeii, que querías?”. Aguanté las ganas de escupirle y tomé, sin hacerle caso al umpa lumpa ese, un suéter que me latió, a lo que el clerk dijo “Pruébatelo mai, esta chido”.
O sea, no mamar, obvio no compré nada y acabé mandándolo a…. (Inserten destino feo aquí). No vuelvo a ir ahí, aunque sea lo último que haga, lo último que haga (este final, en homenaje al siempre menospreciado Gargamel).
Si alguna vez han experimentado la bipolaridad de los vendedores de la mencionada tienda, me entenderán.
Mi trabajo requiere que vista de traje (salvo hoy, que, no es por hacer chisme, pero vine de jeans a la oficina). Lo del traje no causaría problemas, salvo si quieren entrar a una tienda de esas de chiavos, donde creo que es requisito de contratación tener el peor corte de cabello/peinado de la comarca.
El punto es que entrar de traje ahí es como entrar a una Iglesia gritando blasfemias, o al menos, las miradas que les echarían por hacer lo segundo no serían tan inquisidoras como las que recibí del zotaco que me recibió con cara de terror/hueva/trance de mota diciendo “Le puedo ayudar, señorrrr?”. No pude más que escapar corriendo de esa tienda, por el miedo que la escena me provocó.
Necio como soy, asistí nuevamente a la tienda en cuestión, ahora en jeans y playerita, y la recepción del sujeto con cara de terror/hueva/trance de mota cambió por algo como “Que transa goooeeeii, que querías?”. Aguanté las ganas de escupirle y tomé, sin hacerle caso al umpa lumpa ese, un suéter que me latió, a lo que el clerk dijo “Pruébatelo mai, esta chido”.
O sea, no mamar, obvio no compré nada y acabé mandándolo a…. (Inserten destino feo aquí). No vuelvo a ir ahí, aunque sea lo último que haga, lo último que haga (este final, en homenaje al siempre menospreciado Gargamel).
2 comentarios:
jajajaja iiiiiihhhhh q gacho!!! te aplicaron la de "como te ven te tratan" jajajajajaja... no te preocupes, asi son los chamacos q trabajan en esas tiendas... y coincido contigo, no se a q lugar van a cortarse el cabello, pero hay q preguntarles para no asistir ahí!!!
Abacho de tarde de viernes aflojerado!! :)
Nada de esto sucederia si fueras fiel a una sola tienda, donde el comportamiento del personal se caracteriza por sus finas atenciones y buen gusto: QUARRY.
UUUUPS!
PP
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